SIN LUGAR PARA LOS DÉBILES

 

EL APRENDIZ  (Ali Abbasi, 2024)

la película narra la relación de Donald Trump con su abogado y mentor, Roy Cohn,  La historia se desarrolla en las décadas de 1970 y 1980 y explora el ascenso de Trump en el ámbito de los bienes raíces, así como los métodos poco ortodoxos que empleó, guiado por Cohn, conocido por ser una figura influyente de la derecha y manipulador político.

Realmente apasionante la película, como ese personaje timorato, pudoroso, dominado por un padre autoritario, pero al mismo tiempo lleno de ambición,  se va transformando paso a paso en un ser sin escrúpulos,  amasando una fortuna que fue creciendo año tras año;  gracias a su talento para la inversión en inmuebles,  levantando zonas de Nueva York totalmente alicaidas, en las que nadie creía, y dándole nueva vida  (más o menos parecido a lo que aquí pasó con Puerto Madero, que de un "nido de ratas" pasó a ser un lugar sofisticado)

Eludiendo cualquier tipo de normativa y "pisando todas las cabezas qué sean necesarias". 

Todas lecciones muy bien aprendidas de "su pigmalion" Roy Cohn, pese a lo cual, cuando el tiempo pasa y el alumno supera al maestro;  Trump no tendrá el menor remordimiento en despreciar a Cohn,  cuando lo vea viejo, decadente y enfermo de sida. 

La película no sería lo que es sin las formidables composiciones de Sebastian Stan  (que ya me había sorprendido en la miniserie "Pam y Tommy, un actor dotado para la caracterización)  como Donald Trump y Jeremy Strong  (el Kendall Roy de Succession)  como Roy Cohn,  qué sobre el final parecerá una "pobre víctima", pero que en sus mejores años fue tan ruin como Donald.

Como crítica me pareció poco desarrollado el personaje de Ivana Trump, aún así, la actriz Maria Bakalova lo interpreta con justeza.

Hay una escena excelente, donde ya un decadente Roy, advierte la frialdad de Donald, diciéndole: "pensé que te quedaba algo de nobleza", a lo que Trump responderá: "tuve muy buenos maestros".

Ambas frases parecen sacadas de los personajes que interpretaban Montgomery Clift y Olivia De Havilland en LA HEREDERA  (William Wyler, 1949)  y hasta se podría decir que por las mismas razones y motivos.