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domingo, 12 de febrero de 2017

EL MELODRAMA WARNER EN TODO SU ESPLENDOR

 Cabría definir a NOW, VOYAGER (La extraña pasajera  Irving Rapper,1942) como una de esas películas ''que ya no se hacen'' y es que la relativa singularidad del producto y la fuerza que su desarrollo llega a manifestar en sus mejores momentos, lo describe con facilidad como uno de los exponentes mas distinguidos y perdurables del melodrama Warner. Hay en él una total ausencia de segunda lectura, de ambición por traspasar un mensaje revulsivo, como podrían mantener los ilustres ejemplos "El manantial" ( King Vidor,1949) o "De amor también se muere" ( Jean Negulesco,1946) pero creo que nadie puede negar que la película de Rapper se afianza desde los primeros minutos como un producto solido inspirado e incluso arriesgado en su formulación narrativa, que le permitió alcanzar en su momento un enorme exito popular.
NOW, VOYAGER narra la trayectoria vital de Charlotte Vale (una espléndida y fascinante Bette Davis, desmintiendo que solo brillaba cuando hacia de mala) una joven perteneciente a una acomodada familia de Boston, que dirige con autoridad su madre Windie (Gladys Cooper) una viuda dominante que siempre a tratado con desdén a su hija bajo una nada saludable sobreprotección, que apenas encubre la circunstancia de una descendencia no deseada. Debido a ese motivo; Charlotte a crecido bajo una personalidad huidiza e introvertida; algo que intentará combatir el doctor Jaquith (magnifico como siempre Claude Rains) reconocido psiquiatra que posibilitará la estancia de la protagonista en un sanatorio y posteriormente el disfrute de un crucero con el que empezará a vivir su vida. El viaje supondrá algo mas que eso, ya que la llevara por primera vez a valerse por si misma, y conocer el que será el amor de su vida Jerry Durrance (un Paul Henraid aquí especialmente inspirado) Sera un encuentro de apenas pocos dias en Rio de Janeiro, aunque definitivo para poder comprobar las semejanzas que los unen en varios aspectos de sus vidas. Para Charlotte será suficiente referente a la hora de enfrentarse con el mundo, modificando su aspecto exterior e incluso haciendo valer su personalidad ante su autoritaria madre. Brillante exponente del genero, y una demostración cabal de la sensibilidad cinematográfica del olvidado Irving Rapper.

El film dejó notables ganancias a su productora, la
empresa Warner Bros, y se convirtió en el mayor
éxito popular en la filmografía de Bette Davis.



Escena culminante:  Charlotte le dice a su madre
autoritaria "No tengo miedo" como si estuviera
descubriendo no tener miedo por primera vez





Davis,  que siempre se caracterizó por interpretar
heroínas fuertes, temperamentales. Aquí hizo todo
lo contrario asumiendo un personaje vulnerable
esencialmente romántico.






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