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martes, 30 de julio de 2019

LA TELARAÑA DE LA PASIÓN

Safo, historia de una pasión (Carlos Hugo Christensen, 1943)


Safo es la primera película importante para Christensen, en ella se desarrollan las pasiones desenfrenadas con finales trágicos, no por nada es la primer película argentina en ser prohibida para menores. Inspirada en la novela “Sapho” de Alphonse Daudet; narra la historia de Raúl Salcedo, un joven mendocino (Roberto Escalada) que viaja a Buenos Aires para estudiar. Allí se relaciona con Selva Moreno (Mecha Ortiz), una mujer bastante mayor, con quien comienza una perturbante pasión. La mujer, de muchos amantes, ha escandalizado a la sociedad al posar desnuda para un escultor (Guillermo Battaglia). El muchacho al ponerse de novio con Irene Benabidez, la hija de un abogado (Mirtha Legrand), y a punto de casarse, deberá elegir entre el amor y la pasión.
El mismo Christensen comentaba de"Safo": "Yo me propuse con Safo hacer una película en la que la gente pudiera sino ver, al menos sentir que las relaciones sexuales, la pasión, que es algo muy distinto del amor, podían arrastrar a la gente joven y que resultaba muy placentero el dejarse llevar, aunque, naturalmente, tuve que elegir a Alphonse Daudet y adecuarme a los cánones vigentes. Ese dejarse llevar tenía, por fuerza, un castigo".
La fotografía de "Safo, historia de una pasión" fue realizada por Alfredo Traverso, quien recibió el encargo de Christensen de trazar redes de luces y sombras entre el joven y la mujer, convirtiendo la relación de ambos en la que una araña tiene con su presa. Mediante la iluminación el director marca el límite entre lo oculto y lo visible, lo prohibido y lo permitido, la pasión y el amor, la relación pasional que Raúl mantiene con Selva y la relación racional que mantiene con Irene. Pero lo prohibido es también lo deseado, lo inevitable, allí radica la ambigüedad del ser humano que Christensen expresa fotográficamente.
Se hace presente el recorrido del protagonista: del campo (Mendoza) a la ciudad (Buenos Aires), de lo idílico a lo trágico, de la ingenuidad a la perdición, de la luz a la oscuridad. La iluminación hará hincapié en ello, e irá acentuando el descenso a la oscuridad (entiéndase infierno) del protagonista. Una característica en la obra de Christensen es el uso de personajes ingenuos y desprotegidos que caen en tentaciones producto de su bondad. En el caso de "Safo, historia de una pasión" éste personaje es un joven, pero también puede serlo una mujer -como sucede en El ángel desnudo (1946) o en La trampa (1949)- o un niño -Si muero antes de despertar (1952)-. Se trata de ángeles enfrentándose a demonios -según mencionan algunos autores- y la filmografía de Christensen, como ya dijimos, demuestra la ambigüedad del ser humano. Hay una escena recurrente y es el momento del clímax en el cual el personaje extirpa los miedos y sensaciones que lo avizoran. Esta imagen interna que se exterioriza es resuelta por un plano pecho del protagonista, con un recorte de luz sobre su rostro, en angulación contrapicado e imágenes y voces que lo acechan a su alrededor.
La película por supuesto fue un suceso de taquilla extraordinario (Estuvo mas de un año en cartel, sin contar reposiciones posteriores)  Fue la consagración definitiva para sus principales hacedores;  para Christensen -que había debutado como director en 1939 con El buque embotellado (nunca estrenada) - logrando su primer éxito un año mas tarde, 1940 con El ingles de los güesos;  para Roberto Escalada, convertido a partir de este filme, en uno de los galanes / actores mas cotizados y populares de la época;  para Mecha Ortiz, ubicada a partir de "Safo" en la cúspide de las actrices dramáticas argentinas,  quien venia a sellar una carrera cinematográfica que había comenzado con "Los muchachos de antes no usaban gomina" (Manuel Romero, 1937)  Cuando tenía 36 años (hasta ese momento había actuado solo en teatro)  El éxito del filme de Romero y la fuerza de su mítico personaje de "La rubia Mireya" hizo que su asenso en el cine fuera meteórico, logrando todos papeles protagónicos, pero todavía le faltaba ese personaje emblemático que llegaría con Safo, historia de una pasión.
Si bien algunos podrán criticarle a Christensen, que cierto lirismo en los diálogos de sus películas (demasiado literales) le quita naturalidad a las interpretaciones, también hay que reconocerle que representa aquellos momentos traumáticos de la vida de las personas como nadie. Las atmósferas y climas creados por él, a través de la fotografía (iluminación) son realmente inquietantes, inclusive hoy en día.

1 comentario:

  1. La pareja Ortiz - Escalada volvería a reunirse en "El canto del cisne" (Carlos Hugo Christensen, 1944) "Madame Bovary" (Carlos Schlieper, 1947)
    "Cartas de amor" (Mario Lugones, 1950) y "La sombra de Safo" (Julio Porter, 1957) Inútil y malogrado intento de revivir los logros de un fime inolvidable. Fue el único fiasco de la pareja.

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