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miércoles, 21 de junio de 2017

EL PODER DEL DINERO

 CASTA DE MALDITOS ("The Killing" Stanley Kubrick, 1956)


Cinco años en prisión dan para muchas ideas. Este es el tiempo que ha necesitado Johnny Clay (Sterling Hayden) para urdir el golpe perfecto. Un atraco minuciosamente preparado a un hipódromo, del que podría sacar la sustanciosa cantidad de dos millones de dólares. Tras salir de la cárcel se buscará un grupo de fiar. Cinco hombres. Nada de delincuentes habituales. Gente corriente, con empleos mal remunerados y con ganas de cambiar su estilo de vida radicalmente. Perdedores natos que se dejen embaucar a la mínima de cambio por un deslumbrante plan.


“The killing” constituye un irreprochable ejercicio de cine negro en el que el sustrato argumental, como es de suponer, no se aleja ni un milímetro de los parámetros básicos del género. A saber: actividades delictivas, estética gángster, miradas amenazadoras, diálogos mordientes, cinismo, bravuconería, vampiresas, muerte, humo, whisky, nocturnidad y alevosía.
Si a todo ello le unimos una impecable fotografía en b/n, con sus oportunos claroscuros, una atmósfera tensa, una música inquietante y ciertas dosis de acción ineludibles, probablemente obtendremos una buena película de cine negro. Tal vez incluso muy buena.
Sin embargo, el enigmático ingrediente que convierte una muy buena película en una obra maestra suele aparecer indisociablemente unido al artista. En este caso al director, Stanley Kubrick. Solo un monstruo como él podía metamorfosear una historia aparentemente tópica y convencional en un ejercicio narrativo extraordinario. Encajó las teselas de este magnífico mosaico vulnerando todos y cada uno de los axiomas establecidos, soliviantando la imaginación y la inteligencia del espectador y revelando al mundo entero las enormes posibilidades sintácticas del séptimo arte.

Sencillamente perfecta.

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